La deforestación es el proceso mediante el cual se elimina de forma deliberada y extensiva la cobertura forestal de un área determinada, ya sea parcial o completamente. Este fenómeno puede ser causado por actividades humanas como la agricultura, la tala de árboles para la obtención de madera, la expansión urbana, la minería, la construcción de infraestructuras, entre otros.
La deforestación tiene importantes consecuencias ambientales, sociales y económicas. A nivel ambiental, la pérdida de bosques contribuye al cambio climático al reducir la capacidad de los bosques para absorber dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera y al liberar grandes cantidades de carbono almacenado en la biomasa forestal. Además, la deforestación puede provocar la pérdida de biodiversidad, la degradación del suelo, la desertificación y la modificación del ciclo hidrológico.
En términos económicos, aunque la deforestación puede generar beneficios a corto plazo, como la generación de empleo o la obtención de ingresos a través de la venta de madera o la conversión de tierras forestales en áreas agrícolas o urbanas, a largo plazo puede tener consecuencias negativas, como la pérdida de servicios ecosistémicos, el agotamiento de recursos naturales y la degradación ambiental que afecta a sectores como la agricultura y el turismo.
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